Hubo una época en que tomé las riendas de mi tratamiento. Me decidí a
descubrir cómo sanarme con remedios caseros contra el acné. Debo haber
tenido 19 años, pues estaba recién ingresando a la universidad.
Investigué durante 8 meses toda la bibliografía existente sobre cómo
combatir el acné incluyendo todo lo que pude encontrar en foros de
internet.
Mi cara y espalda estaban tan inflamadas que comencé a probar
en mí mismo desde lo más tradicional, hasta lo más extravagante:
manzanilla, probióticos, vitamina B5, levadura de cerveza,
exfoliaciones, hojas de olivo y antioxidantes.
Algunas cosas funcionaron mejor que otras (sorprendentemente, las
hojas de olivo disminuyeron la inflamación de mi acné más severo en la
espalda), nada se acercó a lo que buscaba: un rostro normal. No tener
que levantarme cada mañana para verme al espejo y encontrarme con que no
sólo estaba igual que ayer, sino que un nuevo barro, grano o espinilla
había aparecido en mi cara o cuerpo sin que yo pudiera hacer nada para
controlarlo.
No quería seguir viviendo con un rostro que me avergonzara, que
bajara mi autoestima cada vez que conversaba con una chica y sabía que
ella estaba mirando ese gordo, rojo y sobresaliente grano que asomaba en
mi barbilla.
CONSIGUE LA GUIA GRATIS
CONSIGUE LA GUIA GRATIS
No hay comentarios:
Publicar un comentario